Ya en el pasado del fango te alzaste
a la vera del Tajo para verte
reflejada bajo el Sol ardiente
hasta que las envidias despertaste.
Al barro se esfuerzan en arrastrarte
aquellos que el podrido poder tienen.
Con manos ávidas y ojos verdes
falsos, fingen que tus males no saben.
Ocres y rojizas son tus tierras;
azules, los cielos que te cubren,
blancas, las ilusiones en la espera.
Blancas parecen las tramas que se urden;
azules, ríos y llantos por la pena;
ocres, la tierra en la que te hunden.
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