Piel blanca, ojos verdes, pelo negro
ondeando tras tu esbelta figura.
Noche y día que con rápida premura
A la libertad condenas al reo.
Todos por igual. Justicia dura
que nadie evade. Todo mal cura.
Cumples tu misión, ingnorando el deseo.
Tus ojos ya no expresan sentimiento,
vacíos, son liberación del mal,
del bien, de los placeres y tormentos.
Sales de nuevo, a concluir imparcial
la ejecución de la pena. Los cuervos
cantan, con voz ronca el Réquiem final.
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