Nuestros límites desdibujemos.
Seamos uno, aunque sea una noche.
Plenitud instántanea en derroche
placentero de sentir nuestros cuerpos.
Tu boca y mi boca acerquemos
tan cercanas que mi lengua escolte
a tu lengua en los amorosos golpes
propinados entre almas de fuego.
Dejemos nuestra identidad dormida
mientras tú y yo seamos unidad.
Dejemos las consecuencias perdidas.
Nuestros tacto y sensibilidad
ciegos entre caricias prohibidas,
luces de esta estéril oscuridad.
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