Entre mis sábanas susurro al viento
cálido, lento. Le he implorado
ser vendaval en el norte helado.
Su respuesta, silencio. Y un lamento.
En el aire, mi deseo polvoriento,
leve, ligero. Quizá haya volado.
Si no llega... anhelo secuestrado.
El recuerdo en mi piel está sediento.
Mi sudor en tus valles era río,
tu olor en mi nariz, paraíso errante.
Tu risa ronca, lleno en el vacío.
Gélida cama de océano gigante
tras ocaso de soledad sombrío.
En mis ausencias, sé mi visitante.
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