Hoy sentí el abrazo de la ausencia:
era frío, muy frío. Era hielo.
Su roce hacía escarcha mi pelo.
Más fría es la noche que comienza
cuando sin Sol se tiñe negro el cielo
y la Luna rasguña el nocturno velo.
Sin ti, todo en derredor se silencia.
Sábanas que preconizan tormenta
sobre mi cama, estepa de zarzal,
rajando mi piel con espina lenta.
El alba llega, quema el vendaval.
Sólo queda esta mi alma macilenta
dentro de un cuerpo roto de cristal.
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