de clavar un adiós en mi garganta,
de mirar una última vez su alma,
de un último "te quiero" decir?
¿Qué diablo permitiste podrir
hecha jirones y desgastada
ahora pestilente de hacer sufrir?
Ahí que tu odio te atragante,
que se te retuerza en tus entrañas
pútridas de tu maldad flagrante.
Rodeado de humaredas sulfuradas,
besado por llamaradas flameantes,
te dedico mis últimas palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario