Desde el precipicio me despeñó
esperanza. La luz me hacía ciego
porque la rodeaba de brillo intenso
Bajo un mar de lágrimas me ahogó
deseo. La arena fue entre mis dedos
testigo de un suicidio violento,
plañidera de fingido dolor.
Uno esperando a la otra. La otra
deseando al primero. Yo inmolado
mártir de la traición cojuradora
Ojalá fuera daga ejecutora
ojalá fuera brebaje taimado.
Ojalá fuera yo, yo solo a solas.
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