La gélida llovizna va empapando
mi cara.Y mis ganas.
El frío cruel se abraza
a mis huesos cansados
de miles de esqueletos de edificios.
Lápidas orgullosas
bajo un maleficio
que olvidaron los nombres de los idos.
En mí sigue lloviendo
y el gris de este abrigo
se ahoga bajo un negro de agua frío.
Caigo en la cuenta. Viento.
Se ausenta. Lo extraño.
Imposible. Lo veo.
En una esquina gira.
Corro como poseso
a ver si se torna y mira.
Y lo hace. Y no es nadie
Y lo hace. Y no es nada.
Fue mi imaginación... pobre engañada.
Y yo maldigo al aire
porque no fuera él. Sólo fue viento.