El aire se inflama de soledad
al contactar con tu recuerdo ajado
de tantas noches y días pensado
paladeado hasta la saciedad.
Esta explosión de furia sin piedad
devora entre dentellada y bocado
los designios de un dios frío y ahogado
en humos de hogueras de vanidad.
La sombra oscura a tu voz se hace clara
y en ti se hace dulce el tormento
si tu piel de la mía no se separa.
Lo que es eternidad se hace un momento
y si no estás el tiempo casi para.
Como consuelo yo solo me miento.
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