viernes, 16 de agosto de 2013

Despedida en una estación

Olor a gasolina en las miradas
entre ese gris y el marrón suspendidas
Se asfixian en él pieles humedecidas
de rocío de ocasos y alboradas

Cruel chirrido de máquinas ahogadas
niega a las voces mudas despedidas.
El hidráúlico chasquido de idas
mata las chispas de ojos reflejadas.

Susurro en el pesado aire perdido.
Los relojes cumpliendo su labor.
Tú, escaleras. Yo, al hormigón fundido.

Las calles brillan con un gris fulgor.
Llego a la casa del recuerdo herido.
Más gélido que tu ausencia. Su olor.

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