martes, 20 de agosto de 2013

Gélida ausencia

Hoy sentí el abrazo de la ausencia:
era frío, muy frío. Era hielo.
Su roce hacía escarcha mi pelo.
Me estremecía en su mera presencia.

Más fría es la noche que comienza
cuando sin  Sol se tiñe negro el cielo
y la Luna rasguña el nocturno velo.
Sin ti, todo en derredor se silencia.

Sábanas que preconizan tormenta
sobre mi cama, estepa de zarzal,
rajando mi piel con espina lenta.

El alba llega, quema el vendaval.
Sólo queda esta mi alma macilenta
dentro de un cuerpo roto de cristal.

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